El mundo político y social se encuentra en duelo tras el fallecimiento de José “Pepe” Mujica, quien fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Mujica, conocido por su estilo de vida austero y su enfoque progresista, falleció a los 89 años en Montevideo, dejando un legado imborrable en la historia del país y un impacto significativo a nivel internacional.
Nacido en una familia campesina en 1935, Mujica se destacó desde joven por su activismo político. Fue miembro del Movimiento de Participación Popular (MPP) y participó en la guerrilla urbana con el grupo Tupamaros durante la década de 1970. Tras años de prisión, Mujica emergió como una figura clave en la política uruguaya, promoviendo una agenda que priorizaba los derechos humanos, la igualdad social y la sostenibilidad.
Durante su presidencia, Mujica implementó reformas significativas, tales como la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y la regulación del mercado de marihuana, convirtiéndose en uno de los líderes más innovadores y controversiales de su tiempo. Su aproximación humilde y directa al poder resonó con muchos, ganándose el apodo de “el presidente más pobre del mundo”, debido a su decisión de vivir en una chacra en lugar de en la residencia presidencial.
La noticia de su deceso ha provocado reacciones en diferentes rincones del globo. Líderes políticos y ciudadanos comunes han recordado su espíritu indomable y su dedicación a las causas sociales.
“Ha muerto Pepe Mujica, el gran revolucionario, el presidente de Uruguay. Adiós amigo. Ojalá América Latina, algún día, tenga himno, ojalá América del Sur se llame, algún día: Amazonía. Hoy creo firmemente que el proyecto de integración de América Latina, pasa por construir, como la Unión Europea, una Unión Grancolombiana, que en el corazón de la América Latina y el Caribe, de el paso decisivo a la integración”, ha expresado el presidente colombiano, Gustavo Petro.