Tal vez el evento “Reforma Agraria y Agroindustria para el Cesar”, que encabezó el presidente Gustavo Petro en Valledupar, el pasado 21 de agosto, es el único acto oficial en el que en dos ocasiones se pide un minuto de silencio para rendir tributo a quienes perdieron la vida en cumplimiento de su misión en defensa de la nación y el cambio social.
Ocurrió ante unas seis mil personas, en su mayoría campesinos y comunidades indígenas que llegaron al Coliseo Julio César Monsalve, provenientes de los municipios de Astrea, Valledupar, Chimichagua, El Paso, Pailitas y Bosconia, a recibir de la Agencia Nacional de Tierras (ANT) 6.805 hectáreas de tierra compradas a particulares para beneficiar a 800 familias de campesinos pobres.
Cuando se disponía a iniciar su intervención, el jefe de Estado fue informado del ataque terrorista del autodenominado “estado mayor” de las disidencias de las FARC a la Base Militar Marco Fidel Suárez, en Cali, que dejó seis civiles muertos y más de 60 heridos. También, el presidente dio cuenta del ataque con explosivos del grupo terrorista “Clan del Golfo” contra un helicóptero de la Policía Nacional en el fueron rematados con ráfagas de fusil ocho uniformados, en zona rural de Amalfi (Antioquia).
Visiblemente afectado, el mandatario dijo: “Hoy ha sido un día de muerte en muchas regiones del país, ocho agentes de la Policía Nacional asesinados y ocho heridos en Amalfi, cuando su misión era erradicar matas de hoja de coca. Paradójicamente, estamos ante una fuerza social campesina que está recibiendo el apoyo del Estado en función en términos de tierras, máquinas, créditos, de lograr que la tierra del Cesar sea para cultivar alimentos lícitos y que evapore definitivamente la violencia”.
El presidente señaló: “Para esos ocho agentes de la Policía muertos, dos civiles más, asesinados en Cali como reacción a los hechos de ayer (miércoles) la derrota militar de la columna ‘Carlos Patiño’, voy a pedir inicialmente un minuto de silencio por ellos, civiles, miembros de la Fuerza Pública y ahora funcionarios del Gobierno nacional”.
La solemnidad del momento solo fue interrumpida por una voz que desde el público gritó “viva Petro”.
Antes de la intervención del jefe de Estado, el director de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), Juan Felipe Harman, también rindió tributo a uno de los profesionales de su entidad que falleció el 14 de agosto cuando realizaba una misión oficial cerca de Convención, Norte de Santander.
Se trata del topógrafo Alejandro Rodríguez Urrea, de 28 años de edad, quien murió cuando el vehículo oficial en el que viajaba con otros funcionarios, sufrió volcamiento. “Alejandro recorrió los valles y las montañas del departamento del Cesar. Su última comisión fue aquí, en Pueblo Bello, Cesar. Quiero rendirle un profundo homenaje, junto a su familia, junto a sus padres, a su hermana y su esposa. Pido que el pueblo campesino le regale un minuto de silencio a una de las personas más comprometidas de la ANT en la Reforma Agraria, por su calidez humana, por su disposición, por su voluntad, por ser una persona convencida del cambio social y del servicio al campesinado”.
El presidente Petro entregó a la familia una placa de agradecimiento por los servicios del profesional fallecido.
En ambos momentos de tributo, se escuchó un aplauso interminable y muchas voces encontradas que gritaban “viva Petro”, “viva la reforma agraria” y “reelección”.
Recibimiento apoteósico
Salvo la solemnidad de los dos minutos de silencio en memoria de los miembros de la Fuerza Pública sacrificados y los civiles asesinados en Cali, el evento de Valledupar fue una fiesta colorida, propia de la idiosincrasia caribeña. Desde que la caravana presidencial salió del aeropuerto Alfonso López Michelsen hacia el Coliseo Julio César Monsalve, todo fue alegría.
La seguridad cerró las calles a lo largo de la Avenida Simón Bolívar, pero eso no impidió que centenares de ciudadanos grabaran con su celular el paso de la comitiva. Parecía la calle de honor que se les hace a los ciclistas en las competencias mundiales.
Antes de ingresar al evento, el presidente visitó la maquinaria agrícola que la Agencia de Desarrollo Rural (ADR) entregó al campesinado.
Ya en el Coliseo, el ruido ensordecedor marcó el inicio de la fiesta: la intervención musical de la Escuela de los Niños del Vallenato del Turco Gil, pancartas de asociaciones campesinas, banderas de Colombia, muchos trajes indígenas y miles de celulares grabando al presidente.
Al terminar el saludo presidencial también finalizó la intervención musical del grupo infantil de música vallenata. Entonces se escuchó la tradicional muletilla del Cacique de la Junta Diomedes Díaz: “¡Con mucho gusto!”. Aplausos totales.
El presidente comenzó su intervención y, justo detrás, el eslogan en una pancarta que lo dice todo: “Con Dignidad Cumplimos”.