Con la puesta en escena de la obra Arikuandari, Vengo, caminando y estoy viva, de la Asociación Socio Cultural Itinerante del Sol, arrancó en el Centro Cultural de Riohacha, la temporada de Salas Concertadas 2024, proyecto del Ministerio de las Artes, Culturas y Saberes y la Corporación Cultural Jayeechi y el apoyo de las Direcciones distrital y departamental de Cultura.
Arikuandari, transmite la sabiduría guardada en mitos de origen y frases célebres de sabedores desde la Tierra de Fuego hasta Alaska, encarnados en los personajes de Lola Kiepja, la memoria y los ancestros, restaurando la red del conocimiento ancestral, cuya ley de origen es la memoria misma, espíritu conector y creador de vida.
De acuerdo a lo indicado por su directora Beatriz Camargo, con esta obra se pretende indagar en las memorias ancestrales del planeta, no solo de este continente y de nuestro país sino de la tierra como memoria y del cosmos.
Es una creación inspirada en una chamana del pueblo selknam de la tierra del fuego, una mujer que murió en el siglo XX y con ella se fue toda la sabiduría de estas regiones que vienen de las aguas, de las ballenas, de las mares del sur, con una visión mágica y chamanica.
Advierte la maestra que “ se le ocurrió a partir de ella reencarnar a la figura emprender un viaje por las memorias del continente de Aby Ayala, hacer una indagación sobre los pueblos, culturas desde la Patagonia hasta llegar a Alaska, buscando conocer a través de sus mitos y leyendas, la sabiduría de la tierra”.
La obra tiene una duración de 45 minutos, el elenco está conformado por Ignacio Prieto, María Fernanda Orozco, Beatriz Camargo, Natalia González y Nydia Vargas.
A la función asistieron personas interesadas en el teatro como un espacio donde convergen distintas disciplinas del conocimiento y el saber cómo la literatura, la escenografía, la música, coreografía, perfomance y la danza entre otras.